Trigo 2022/23: las intenciones de siembra señalan una caída del 10% en la siembra respecto a hace un año

Se estima 2 Mt menos que hace un año (7,8 Mt) para la producción triguera 2022/23 para la región. ¿Por qué? Por un 10 % menos de intención de siembra y un 20% menos de fertilización.

Serían 160.000 hectáreas menos respecto a las 1,7 M de ha implantadas en el 2021. Y podría caer más: “si no llueven los 100 mm que faltan para arrancar con un perfil de suelo cargado razonablemente, la caída en la intención de siembra podría ser mayor”, advierten desde Bigand. En la región hay productores que siguen esperando y tratando de no bajarse del trigo y otros que no dudan en señalar una caída del 15% respecto a las hectáreas sembradas un año atrás. El Trébol, Carlos Pellegrini y Cañada Rosquín intentarán mantener la misma superficie de la campaña pasada. Bigand caería entre un 5 y un 10% con la esperanza puesta en que las lluvias de la última quincena de abril y la primera de mayo resuelvan la faltante de milímetros. En Cañada de Gómez bajaría un 10%, en Marcos Juárez un 15% y en Pergamino entre un 10 a 20%. ¿Cuáles son las causas? La persistencia de déficit hídrico, la amenaza de clima seco a la salida del invierno y la posibilidad de una nueva Niña, la pérdida de competitividad del trigo frente a otros cultivos y la suba que no dudan en calificar de récord en la relación insumos/productos, especialmente en fertilizantes.

 

Menor fertilización, el otro factor que hunde la producción de trigo 2022/23

“Este año, el trigo es una cuestión cantidad, por las hectáreas que se implanten, pero también de calidad. El nivel tecnológico va ser muy diferente al que se venía usando”, comentan los técnicos del área. Por un lado, los arrancadores a utilizar, tanto en trigo como en maíz, serán de calidad inferior. “Se dejarán de lado los productos más completos, para utilizar otros con menos nutrientes. La nutrición del cultivo va a bajar de calidad”, dicen. Por otro lado, “la fertilización nitrogenada que venía en aumento, acomodándose a las necesidades reales de los suelos y los cultivos, retrocederá a valores que no se veían en los últimos años. En esta campaña, la dosis no alcanzará para cubrir los requerimientos y obtener el potencial del cultivo”. El porqué de esto es claro: “elevados y exagerados costos”, coinciden en señalar en la región los técnicos. Se estima que la dosis media de fertilización con urea podría caer hasta un 20% en la región pudiendo disminuir en hasta 10 qq/ha los rindes potenciales.